martes, 15 de agosto de 2017
La chica del cabello azul.
Recién terminó su crisis nerviosa, agotada y magullada fue al baño a echarse agua en la cara, últimamente tenía sus ataques más seguido por lo que tenía que estar recluida en su habitación lejos de las personas, lejos de su familia, le aterraba la idea de que su familia se diera cuenta de que estaba loca..vio el rasguño en su mejilla producto de la bofetada que recién se había dado hacía un minuto, la herida sangraba un poco y la tentación la venció haciendo que se tocara, su color, olor y sabor favoritos eran los de la sangre, tenía que dejar de verse o sabía lo que pasaría, caminó hacia la ventana y vio la negra noche solo iluminada un poco por la tenue luz de la luna, ahí justo a lado estaba su escritorio y sobre el estaba el testamento y cartas escritas con su puño y letra cada vez que tenia uno de sus ataques, se sentó y mientras escribía lo sucedido en este último se dio cuenta de lo cansada que estaba, si tenía tareas ''ataque'' si había ropa en el suelo ''ataque'' si tenía algo pendiente ''ataque'' para todo tenía un ataque, desde lo más insignificante a lo más grave y estaba harta, se quedo con la mirada perdida un rato hasta que terminó la carta con lagrimas en sus ojos pues quizá esa si fuera la última, tomo la llave que escondía bajo su colchón y abrió el cajón superior de su escritorio donde guardaba todo tipo de navajas, pastillas, cuerdas, entre otras cosas, tomo la navaja más grande y abrió la mini nevera sacando la que sería su última cerveza, la bebió e hizo un pequeño corte en su muñeca... sollozo exasperada por su cobardía, otro trago y otro corte que no hizo lo que tenía que hacer, entre sollozos lanzo la navaja y escribió otra carta, al terminarla fue a su cama y se quedo dormida entre el llanto como nunca y como siempre...Un rato más tarde la despertó una luz, abrió los ojos lentamente y era su abuelo, el abuelo que tanto amaba como un padre, el abuelo que había muerto solo unos meses atrás, ella se lanzo a sus brazos llorando, él le acaricio el cabello y le dijo que estaba cansado de verla sufrir de esa manera, que si se iba con él le prometía que no habría más dolor, ella pensó en sus padres, en sus hermanos, sobrinos, abuelos...pero luego pensó que sería más doloroso para ellos verla morir lentamente en medio de ese dolor, que nunca la entenderían y si se enteraban de su enfermedad seria la peor vergüenza para su familia, pensó que estaba en el mundo solo para ocupar un lugar en el espacio y no tenía porque quedarse, desde que perdió a su abuelo quiso irse con él ya ahora ahí estaba la oportunidad, sin pensarlo más le dijo que sí, escribió una última carta, la definitiva pero esta vez sin lagrimas, tomo la mano de su abuelo y salieron por la ventana hacia la esta vez brillante luna. A la mañana siguiente encontraron a la chica del cabello azul tendida en su cama, su cuerpo ya sin vida pero con una sonrisa en su rostro, los papeles entre sus brazos...la tristeza la había matado pero también la había hecho muy feliz y aunque para los vivos no había consuelo ella por sin había encontrado la paz.
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